Supatra Sasuphan es hoy una niña mucho más popular en su escuela, gracias a ser reconocida por Records Guinness como "la más peluda del mundo".
A sus 11 años y de origen tailandés sufría las burlas de sus compañeros de clases quienes la apodaban "niña lobo" o "cara de mono"; pero gracias al récord que acaba de romper y que su historia ha dado la vuelta la mundo, se ha vuelto extremadamente popular. Cosa que la ayuda a lidiar con las despiadadas miradas.
Supatra es una de las 50 víctimas conocidas alrededor del mundo que padecen el raro síndrome de Ambras. Antes de que se reconociera como un síndrome, las víctimas eran llamadas por la sociedad: "hombres lobos".
Este padecimiento provoca que a Supatra le crezca un pelo grueso en la cara, orejas, brazos, piernas y espalda. Incluso el tratamiento con láser no ha logrado detener el crecimiento del bello en la niña.
"Ella es una niña extraordinaria", dijo a la prensa Marco Frigatti, un juez de Guinness. "Está orgullosa de lo que es y quiere ser tratada como todos los demás. Ella no es la que tiene el problema, los que las tratamos de forma diferente somos los que tenemos el problema", concluyó.
A sus 11 años y de origen tailandés sufría las burlas de sus compañeros de clases quienes la apodaban "niña lobo" o "cara de mono"; pero gracias al récord que acaba de romper y que su historia ha dado la vuelta la mundo, se ha vuelto extremadamente popular. Cosa que la ayuda a lidiar con las despiadadas miradas.
Supatra es una de las 50 víctimas conocidas alrededor del mundo que padecen el raro síndrome de Ambras. Antes de que se reconociera como un síndrome, las víctimas eran llamadas por la sociedad: "hombres lobos".
Este padecimiento provoca que a Supatra le crezca un pelo grueso en la cara, orejas, brazos, piernas y espalda. Incluso el tratamiento con láser no ha logrado detener el crecimiento del bello en la niña.
"Ella es una niña extraordinaria", dijo a la prensa Marco Frigatti, un juez de Guinness. "Está orgullosa de lo que es y quiere ser tratada como todos los demás. Ella no es la que tiene el problema, los que las tratamos de forma diferente somos los que tenemos el problema", concluyó.
Para Supatra como para otras personas que padecen el síndrome la vida en sociedad es complicada y sufren el rechazo de la gente; pero la niña se ha ganado poco a poco el cariño y respeto de su comunidad.
"Estoy muy feliz de ser parte de la familia de los Records Guinness, dijo con entusiasmo. "La gente tiene que hacer mucho para entrar", explicó "Todo lo que hice fue responder a algunas preguntas y luego me dieron el record."
"Ser peluda me hace especial", dijo. "¡Este es el día más feliz de mi vida!"
"Estoy muy feliz de ser parte de la familia de los Records Guinness, dijo con entusiasmo. "La gente tiene que hacer mucho para entrar", explicó "Todo lo que hice fue responder a algunas preguntas y luego me dieron el record."
"Ser peluda me hace especial", dijo. "¡Este es el día más feliz de mi vida!"