viernes, 22 de julio de 2011

El tanque que soportó una explosión nuclear

La prueba era la Operación Tótem, y fue una mas de una serie de pruebas atómicas que el ejército británico llevó a cabo en áreas remotas de Australia durante la década de 1950. Aunque el objetivo principal de estas pruebas fue medir el poder destructivo de las armas atómicas, también hubo la oportunidad de medir los efectos de la explosión sobre varios tipos de equipo militar.



A pesar de que el Centurion Mark 3 sólo había estado en servicio en el ejército australiano desde septiembre de 1951, y había un montón de anticuados tanques de la Segunda Guerra Mundial disponibles, se decidió que un tanque Centurion fuera utilizado para este propósito. Todas las expectativas indicaban que el daño podría ser tan grave como para destruir totalmente el vehículo. El uso de un Centurión fue sin duda muestra de la importancia dada a las pruebas atómicas por parte del Gobierno australiano y británico.



En la base de Woomera, el tanque estaba desprovisto al completo de municiones, incluyendo granadas y bombas de humo, antes de que el convoy comenzara el "paseo" de 300 millas a través de las pistas del desierto áspero, y las dunas de arena hasta el campo de Emu.

El tanque estaba en posición en el lugar de la prueba a principios de agosto, y durante los siguientes dos meses fue sometido a diferentes controles y mediciones. También fue equipado con sensores y maniquis como miembros de la tripulación.



El Centurión (nº de serie 169.041) fue colocado para enfrentarse a la explosión atómica a menos de 500 metros del epicentro. Durante las horas previas a la detonación, el 15 de octubre de 1953, todos los sistemas del Centurión se iniciaron y los sistemas se dejaron encendidos. Todas las escotillas se cerraron.

Sorprendentemente, la explosión causó menos daños de lo esperado. El tanque quedó en posición vertical, pero se movio poco mas de 5 pies y sesgado ligeramente hacia la izquierda. La mayoría de las cubiertas se abrieron y terminó descansando en la parte trasera de la torreta.



Algunas placas laterales pesados fueron arrancados y se depositaron hasta 200 metros de distancia, mientras que otros elementos secundarios se encontraban en mal estado, pero se mantuvieron en el vehículo. Los objetos ligeros, tales como las antenas y los componentes de la cubierta de lona como el mantelete se quemaron.



Curiosamente, el informe concluye que la parte más vulnerable de un tanque Centurion en una explosión atómica es el equipo humano.

Cuando se observó el vehículo por primera vez tan sólo 60 minutos después de la explosión, el motor no estaba funcionando, pero investigaciones posteriores comprobó que se había quedado sin combustible sólo unos minutos después de la explosión.



Tres días más tarde, fue trasladado hacia la base de Woomera. Cargado en un remolcador de 5 toneladas fue llevado durante los primeros 31 kilómetros de la jornada, a continuación, el remolcador tuvo que ser sustituido por otro vehúculo con remolque hasta el final del recorrido por problemas con la arena.




A finales de 1962 el tanque de nuevo fué puesto en servicio en el Regimiento Blindado Puckapunyal, donde fue utilizado para el entrenamiento hasta finales de 1966 y posteriormente preparado para el servicio activo. El Centurión 169.041 continuó 23 años más de servicio, incluyendo 15 meses de despliegue operativo en zona de guerra.







lunes, 18 de julio de 2011

Turkmenistan o la megalomanía llevada al extremo

Tras la caída del Bloque Soviético, infinidad de naciones y repúblicas se formaron de sus cenizas.



La mayoría, como es el caso de Polonia o la República Checa, lograron salir adelante después de tal crisis. Sin embargo, otras, tan pequeñas que su tamaño era inferior al de una ciudad metropolitana y en regiones tan conflictivas como Medio oriente, se vieron a merced de la subida de nuevos dictadores.

Una de estas repúblicas fue Turkmenistán, la cual en 1992, poco después de salirse de la URSS, se metería en un problema aun más grande. Y no era para menos, ya que su recientemente electo Presidente, Saparmurat Niyazof, carecía de unos cuantos tornillos. Aunque debemos decir que la hazaña fue fácil, ya que él era el único candidato.



Niyazof, que había crecido huérfano en un orfanato soviético, estaba obsesionado con darle una “identidad” a su pueblo, que según él era inexistente tras tantos años de dominio Soviético. En primera instancia reflejaría su función mesiánica adoptando el nombre Turkmenbashi -Padre de los turcomanos-. Tanto le gustó su nuevo nombre que, prácticamente, renombró todas las ciudades, incluidas la más grande del país, como Turkmenbashi.



Y para asegurarse de estar presente a todo momento, también renombraría el primer mes del año como “Turkmenbashi” -y como regalo a su madre Abril, y la palabra “pan” pasaría a llamarse como ella, Gurbansoltanedzhe-. No obstante, a sabiendas de que todo líder mesiánico debía escribir su propio libro de reglas morales y consejos para el pueblo, al cual llamaría Ruhnama. Libro que, por supuesto, estaría escrito con un alfabeto que él ayudaría a diseñar.



Este libro sería su orgullo, por lo que las bibliotecas de Turkmenistán, cuestión de no distraer al lector con “sandeces” como Platón, Aristóteles, Rousseau , Friedman, Darwin, etc, solo ofrecería el Ruhnama. Libro más que requerido, ya que si un turcomano quería graduarse en la secundaria, primero debía memorizar el libro completamente. Lo mismo si alguien deseaba ocupar un cargo público -el 99% de la plaza laboral de Turkmenistán-. Si eso no es poco, debemos agregar que su libro posee una un monumento de más de 10 metros.



Pero no sólo su nombre, debía aparecer en todos lados, algo que traía problemas ya que más del 30% de las calles se llamaban, Turkmenbashi, sino que su imagen también era merecedora del mismo trato. Por lo que cada billete debía poseer su efigie, cada canal de televisión debía incluir su rostro en logos y relojes, y cada botella de vodka, así como otra gran cantidad de productos alimenticios, debía tener su imagen.





Pronto, ya pasados unos seis años de su “reino”, Turkmenbashi descubriría que él, quién más sino, tenía la clave a los secretos para una buena salud. Por lo que prohibiría el uso de dientes de oro y dentífricos, ya que mascar huesos y comer manzanas era una mejor idea para el cuidado oral.



Cerraría todos los hospitales fuera de la capital ya que consideraba que los enfermos debían acercarse a él, y reemplazaría el Juramento Hipocrático de los médicos por el “Juramento a Turkmenbashi”.

Peor aun, obsesionado con su legado, ordenaría la construcción de estatuas de oro honrándolo y, en una de sus órdenes más alocadas, decidiría comenzar la empresa de construir un palacio de hielo en el desierto de Karakum. Muchas de estas estatuas, además de oro, estaban hechas a partir del material fundido de un meteorito de más de 300 kilos también llamado… adivinaron, Turkmenbashi. En el verano del 2004, tras ver un panfleto no de su agrado en la capital de Turkmenistán, ejecutaría en cadena nacional a su Ministro del Interior.

En el 2006, a pesar de las acciones del dictador, la Unión Europea declararía a Turkmenistán como la Nación más Favorecida, abriendo lazos comerciales. Por supuesto que la UE hizo esto desinteresadamente, y no por las enormes reservas de gas natural del país.


Nuestro “héroe” moriría el 21 de Diciembre del 2006, a causa de un fallo cardíaco.

domingo, 10 de julio de 2011

Espectacular representación a escala de la batalla del Sitio de Sebastopol

Esta magnifica representación está realizada con dos métodos. El más cercano a los observadores se hace con los objetos reales, balas de cañón, cañones, la hierba, uniformes de soldados, armas de fuego, etc. todo es real. Más lejos del observador comienza el lienzo del fondo en las paredes alrededor de la panorámica, creando la ilusión de que el observador está de pie sobre la cima de la colina en el centro de la batalla por la defensa de la ciudad de Sebastopol.

Una panorámica de un realismo increíble, que crea una inmersión casi real en la batalla.
















martes, 5 de julio de 2011

10 manjares realmente asquerosos

Si todavía creés que el hígado es horrible y que comer sesos es un asco, es porque nunca probaste pulpo crudo, ni murciélagos asados. Alrededor del mundo uno puede toparse con recetas verdaderamente repugnantes que en muchos casos rozan los límites de lo inmoral. Este es el ranking de los 10 platos más desagradables del planeta. Si acabás de almorzar, leelo dentro de un rato.

1. Murciélago a la parrilla
En Indonesia, Tailandia o Vietnam podés comerte un rico murciélago. Le sacan la piel, las alas y la cabeza. Luego lo atraviesan con una brochette y lo doran a las brasas. Quienes lo han probado aseguran que tienen un sabor a piel chamuscada y un olor fuerte, pero que con mucho ajo y chile, ni se nota.


2. Morcilla
Tal vez muchos estemos acostumbrados a comerla, pero pensemoslo friamente: sangre de vaca o cerdo coagulada cocida en grasa y luego envuelta en una tripa de intestino delgado. ¿No es un asco?


3. Kopi Luwak
Así se llama el café más caro del mundo. ¿Cuál es su secreto? Agarrate: se elabora con los granos de café comidos, parcialmente digeridos y luego defecados por una comadreja. OK, luego los lavan y los tuestan levemente, pero no neguemos de que da un poco de cosita. El kilo cuesta unos 50 dólares y podés comprarlo por internet.


4. Brochette de escorpión
De textura quebradiza en su exterior y gelatinosa por dentro, el brochette de escorpión es uno de los platos más horribles del mundo. Al menos no es venenoso, ya que una vez frito, el veneno del bicho se vuelve casi inocuo para el ser humano. Se vende en las calles de Beijing.


5. Serpiente cascabel frita
Suena bizarro pero desde 1958, cada año se celebra en Sweetwater, Texas, un festival dedicado enteramente a la serpiente cascabel. Lo bizarro es que se comen al bicho homenajeado: le cortan la cabeza, lo dejan colgando durante una hora hasta que se desangre, luego lo marinan en leche, lo rebozan con harina de maíz y lo fríen. Una locura, la verdad.


6. Haggis
Es el plato típico escocés y hace falta una buena medida de whisky para animarse a comerlo. Se trata de corazón, pulmones e hígado de oveja condimentados con cebollas, harina de avena, hierbas y especias; todo eso embutido dentro de una bolsa hecha del estómago del animal y cocido durante varias horas. No apto para impresionables.


7. Tarántula
Si ves una tarantula en tu casa, no la pises: comela frita, como hacen en Cambodia. Las patas son crocantes como las papas fritas y el cuerpo tiene una textura similar al queso derretido. Ojo: las tarántulas tienen un alto valor proteíco así que, al menos, hacen bien.


8. Pulpo vivo
Se llama Sannakji, se prepara en Corea, y es tan, pero tan fresco, que cuando se sirve, el pulpito todavía está luchando por salir de tu plato, entre semillas y aceite de sésamo. Se recomienda masticarlo bien fuerte porque sino las ventosas pueden adherirse al esófago del comensal con riesgo de asfixiarlo.


9. Testículos de toro
Pobre toro, ¿no? Le cortan las bolas y se las comen. Así de simple. Y encima lo menosprecian diciendo que tienen gusto a pollo. Poco queda para agregar sobre este plato que aún se consigue en unas pocas parrillas locales bajo el nombre de “criadillas”.


10. Balut
Dejamos para el final el más cruel de todos los platos. Si sos sensible dejá de leer ya mismo porque sino te vas a enterar que este manjar típico de filipinas consiste en embriones de pato o pollo servidos en sus propios huevos. ¿Lo peor? El que lo come podrá sentir los huesos, las plumas y el pico parcialmente desarrollados. Tremendo.