Aunque todos llegan al altar con la certeza de que el amor dura para toda la vida, algunos famosos tuvieron que afrontar una dura realidad luego de que sus parejas les pidieran el divorcio.
Aunque muchos casos resonaron en la opinión pública por la crudeza de la separación o por la inconmensurable cifra de dinero que manejan los famosos, Tiger Woods, el polémico golfista que sufrió una racha de revelaciones íntimas, se perfila como el hombre que podría protagonizar el divorcio más caro de la historia. Todo esto, claro, si su mujer decide divorciarse y gozar del acuerdo prenupcial estimado en 300 millones de dólares.
De la fauna criolla, resalta el divorcio de la diva de los teléfonos. Pocos podrán olvidar la grabación en la que Susana Giménez y Huberto Roviralta discutían en la casa de la diva con la cobertura histórica Daniel Gómez Rinaldi. Después del emblemático "cenicerazo", Susana tuvo que juntar coraje y pagarle diez millones de dólares a su por entonces marido luego de pelear en la corte hasta último momento.
Salvado diferencias –un corte conceptual de varios millones de dólares más-, Michael Jordan tuvo que romper el chanchito y pagarle a Juanita, su mujer por casi veinte años, una suma que ascendería, según confirmaron en su momento medios internacionales, a 168 millones de dólares.
Aunque muchos casos resonaron en la opinión pública por la crudeza de la separación o por la inconmensurable cifra de dinero que manejan los famosos, Tiger Woods, el polémico golfista que sufrió una racha de revelaciones íntimas, se perfila como el hombre que podría protagonizar el divorcio más caro de la historia. Todo esto, claro, si su mujer decide divorciarse y gozar del acuerdo prenupcial estimado en 300 millones de dólares.
De la fauna criolla, resalta el divorcio de la diva de los teléfonos. Pocos podrán olvidar la grabación en la que Susana Giménez y Huberto Roviralta discutían en la casa de la diva con la cobertura histórica Daniel Gómez Rinaldi. Después del emblemático "cenicerazo", Susana tuvo que juntar coraje y pagarle diez millones de dólares a su por entonces marido luego de pelear en la corte hasta último momento.
Salvado diferencias –un corte conceptual de varios millones de dólares más-, Michael Jordan tuvo que romper el chanchito y pagarle a Juanita, su mujer por casi veinte años, una suma que ascendería, según confirmaron en su momento medios internacionales, a 168 millones de dólares.
A Steven Spielberg, cuatro años de casamiento con Amy Irving le significaron nada menos que 100 millones de dólares.
Mientras que por el doble, Madonna sólo tuvo que pagarle a Guy Ritchie la suma de 76 millones, con acuerdo prenupcial mediante.
En tanto, Harrison Ford tuvo que desembolsar 86 millones de dólares para poder dejar a su mujer por casi seis años, Melissa Mathison, y comenzar una nueva relación con la actriz Calista Flockhart.
Por su parte, Kevin Costner tuvo que pagar seis millones menos que el actor para poder ponerle punto final a su matrimonio de 16 años con Cindy Silva.
A James Cameron, el director de Titanic y Avatar, el matrimonio le salió carísimo. Por tan sólo un año y seis meses le tuvo que pagar a Linda Hamilton 50 millones de dólares. Por suerte, confiamos en que el director logró recuperar la plata luego del récord de recaudación de su última película.
En el caso del ambiente musical, el divorcio entre Paul McCartney y Heather Mills fue uno de los más escandalosos de los últimos tiempos.
Pese a que la cifra en disputa es inferior en relación a las pagadas por otros de sus colegas, la rubia llegó hasta la última instancia y logró hacerse de 47 millones de dólares; la misma cifra que obtuvo Orianne Cevey por su matrimonio de seis años con Phil Collins.
Finalmente, otro ejemplo local del lado costoso del amor es el de Marcelo Tinelli y Paula Robles. Luego de convertirse en una de las parejas más poderosas de la fauna autóctona, conductor y bailarina decidieron ponerle punto final al matrimonio. Aunque no se maneja una cifra concreta, muchos estiman que la cifra obtenida por Robles asciende a 30 millones de dólares, sin contar la manutención por los dos hijos de la pareja y las propiedades que habrían quedado a su nombre.
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