jueves, 20 de octubre de 2011

Horacio Wells el padre de la anestesia

La lucha del hombre contra el dolor se remonta al inicio de su existencia. Terrible resultaba el tratamiento de las enfermedades y traumatismos como ocurrían en el momento de amputar una pierna, la extracción de un cálculo perforando a sangre fría la vejiga con un afilado instrumento y extraer la piedra ensangrentada o cauterizar con un hierro candente una herida profunda de un lesionado.

El Dr. Horacio Wells (1815-1848) fue uno de los grandes hombres que jugaron un papel protagónico en la Historia de la Anestesiología, aunque las disímiles opiniones de muchos autores hacen que lo encontremos en la literatura tanto como hombre exitoso o como fracasado.


Este prominente odontólogo nació en Artford, Vermont, procedía de una familia acomodada, respetuosa y culta. Inició sus estudios de estomatología a los 19 años en Boston, y en 1836 se instaló en Harford, pequeño pueblo del estado de Connecticut, donde era respetado por su dedicación a la profesión y su carácter bondadoso. En 1844 se encontraba enfrascado en solucionar la colocación de prótesis dentales a los pacientes que presentaban dientes cariados, raíces dentales y muñones, pero el dolor que ocasionaban las extracciones producía el rechazo y temor de los enfermos .

Una tarde en que Wells y su esposa asistían al “Circo de la Risa” donde ofrecían inhalar a los presentes gas hilarante que acompañado de música estimulaba a los concurrentes al baile y la risa, observó como un dependiente de comercio, después de haber inhalado este gas se golpea sin expresar síntomas de dolor durante el baile. Wells lo aborda preocupado, le impresiona que se encuentra herido gravemente en la pierna, pero la persona no expresa dolor. El Dr.Horacio Wells comprende que este gas que no era otro que óxido nitroso, puede dar solución el terrible dolor de las extracciones dentales .



Un día después, el 11 de diciembre de 1844 se reúnen en el gabinete del Dr. Wells su ayudante John M. Riggs, Gardner Quincy Colton, el dueño del Circo y además Samuel Cooly, el hombre que recibió la herida sin sufrimiento. De acuerdo con lo planificado, previamente Wells se sienta en la silla estomatológica, Colton le dosifica el gas nitroso e inmediatamente Riggs con el fórceps le extrae un tercer molar. Aún adormecido por el efecto del gas abre sus ojos Horacio Wells, ve en el alicate la muela extraída y a las preguntas de sus compañeros expresa que no ha sentido dolor alguno.

Wells después de realizar varias pruebas experimentales con éxito en su pueblo y convencido de su descubrimiento, viajó a Boston en 1845 para efectuar una demostración pública en el Hospital General de Massachusetts cuyo cirujano jefe era el prestigioso Dr. John Collin Warren.


La operación se efectúa el 10 de enero de 1845 en el anfiteatro del hospital ante Warren y sus estudiantes de Harvard. Durante el procedimiento Wells retiró de forma prematura el óxido nitroso por lo que el paciente gritó durante el acto quirúrgico. Wells quedó ridiculizado y humillado ante los espectadores que reprobaron la técnica anestésica. Ante su rotundo fracaso Wells cae en una crisis de depresión y desasosiego y decide abandonar su trabajo como dentista partiendo a París donde se dedica a la cría de canarios de canto y a organizar exposiciones de pintura. No obstante, el 16 de octubre de 1846 otro dentista, William Morton (1819-1868), antiguo alumno y socio de Wells que conocía sus ideas, aplicó el éter como anestésico, sugerido por su maestro Charles Jackson, obteniendo un gran éxito en una operación quirúrgica que realizó el cirujano Collin Warren en el mismo escenario donde había fracasado Wells.

Al año siguiente el escocés James Joung Simpson (1811-1870) emplea en un parto que tuvo lugar en Edimburgo, el cloroformo en sustitución de éter.

Lo cierto es que se entabló una penosa disputa por el reconocimiento del descubrimiento entre Morton, Wells y Jackson que sólo trajo consigo decepciones y angustias. Los tres murieron trágicamente. Horacio Wells se suicidó cortándose la femoral, habiéndose narcotizado previamente con cloroformo; Morton falleció del disgusto y completamente arruinado y Jackson perdió la razón.

Como ironía de la vida Wells no pudo disfrutar en vida ser un hombre exitoso. Sin embargo, Colton, que tenía ciertos conocimientos de medicina volvió a utilizar con éxito el óxido nitroso en 1863, y fundó la Asociación Dental Colton donde se llevaron a cabo 193 800 extracciones dentales en pacientes anestesiados con óxido nitroso sin ninguna muerte entre 1864 y 1897 . Además, Morton no fue el primero en utilizar el éter sulfúrico como él había pensado, sino el Dr. Crawford Long (1815-1878), en Georgia, realizando tres intervenciones quirúrgicas en 1842, pero no comunicó sus resultados a la comunidad médica .

Independientemente de los errores que pudieron haber cometido estos grandes personajes en su delirio por patentizar la anestesia, debemos exaltar sus nombres y saber reconocer el fervor y la devoción con que desempeñaron su profesión, la osadía y creatividad que caracterizó su vida a tal punto que lograron con la introducción de la anestesia la revolución de la Medicina y la Odontología de su época y una nueva inspiración hacia el progreso y evolución de la ciencia.

Como expresó Shakespeare “ hay hombres, aun grandes hombres, a quienes muchos olvidan y hasta entierran antes de su muerte. Hay otros, estrellas de la historia, de quienes se repiten los nombres pero no se respetan sus doctrinas ni se reconocen sus sacrificios, en tácito olvido”. No formemos parte de esas personas que viven inconscientes y ajenos a la historia y propongámonos investigar cada día nuevas ilustres figuras, y lo más importante, hacer renacer sus doctrinas en nosotros.

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