Perdido en medio de la nada, con una sola carretera de acceso y su propia vía de tren para unirle al resto del mundo, el asilo funcionó como una auténtica autarquía durante numerosos años.
Pacientes y personal médico vívian juntos en los numerosos edificios de ladrillo unidos mediante pasillos cerrados con vistas "terapeúticas" y relajantes al campo de alrededor.
El asilo cierra sus puertas en 1994 y es olvidado, mientras se pudre en mitad de ninguna parte...
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