e trata de la portada de un libro de Ralph Pomeroy, que Warhol ilustró con una gran cantidad de dibujos de zapatos. Juega (bastante torpemente) con el título de la obra de Marcel Proust, À la Recherche du Temps Perdu. Queda bien patente la voluntad de Warhol de quitarle trascendencia a las cosas. No explicó nunca su afición a dibujar zapatos, pero lo hacía sin parar. Logró diseños interesantes, pero nunca los fabricó ni trató de que otro lo hiciese.
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