Cuando Andy Warhol presentó este cuadro en la Ferus Gallery de Los Ángeles de 1962, los críticos de arte pensaban que era una broma. Le preguntaron al marchante, pero éste no supo responderles. Para muchos estaba claro: es una broma o un truco publicitario de los de Campbell, que le han pagado a Warhol para que pinte sopa. Pero otros trataron de interpretar el cuadro: no sólo es sopa, es la sopa preferida de todos los americanos… ¿está intentando Warhol ser irónico? A lo mejor es una crítica al mundo comercial: hasta el arte está listo para ser consumido… No, no. Se trata de un cuadro sin más. Como si fuese un paisaje o un retrato… pero esta vez es sopa; quizá es una naturaleza muerta, o quizá trata de expresar la violencia del artista al apropiarse de una imagen y trabajar con ella a su antojo, sin respetar nada más… ¿Quiere decir que pintar una cereza también es apropiarse de algo que no le pertenece al artista? Tal vez es una obra de inspiración comunista… ¿Crítica al capitalismo o socialización de las marcas cómo si de fruta se tratase? Sin duda trata de ser irónico: es una lata de sopa, se consume y se tira. Pero ahora es arte, es algo trascendente, está en un museo… ¿o es que Warhol nos está tomando a todos el pelo?
Todos los cuadros de Warhol provocaban reacciones así. No sin razón, está considerado el artista más provocador del siglo XX. Más que Duchamp, más que Dalí, más que Basquiat. Ningún otro intrigó tanto a los críticos y sedujo tanto a la opinión pública.
Las obras de Warhol son, aún hoy, un motivo de agrias discusiones. No faltan los que se resisten a considerarlo un artista. Para muchos sólo es un personaje, un mercader que hacía cuadros, pero no obras de arte. Pero muchos otros lo consideran un genio, una auténtica revolución del arte. Según estos últimos, Warhol es, junto con Picasso y Dalí, el trío de genios indiscutibles del siglo XX. ¿A qué se deben opiniones tan alejadas? ¿Cuál es el motivo por el que unos lo adoran y otros tantos lo odian?
La obra de Warhol es inmensa, casi inabarcable. Pero para muchos aún es desconocida, y para muchos más es incomprensible. Trataremos, pues, de ofrecer alguna solución a estos problemas. Repasaremos brevemente sus obras más célebres y más polémicas. Y así tal vez podamos arrojar algo de luz a la cuestión principal, gravísima e inacabada del arte contemporáneo: ¿Qué podemos considerar arte?
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