domingo, 30 de noviembre de 2008

Auschwitz

El trabajo te hará libre. Con esta frase, se encontraban los judíos a la entrada del mayor centro de exterminio que ha habido y espero habrá, en la historia: Auschwitz.

Hace cosa de un mes terminé de leer el libro "El niño con el pijama de rayas". Es un libro simple, pero cuando terminas de leerlo te deja marca, lo recomiendo, aunque para gustos los colores.
Cuando terminé de leerlo me tome nota de escribir cuando tuviera un hueco unas lineas sobre Auschwitz. y ahí va:
El campo de concentración de Auschwitz, situado a unos 60 kilómetros al oeste de Cracovia, Polonia, está ubicado en un paisaje de foresta y pantanos. La S.S., o Schutz-Staffel (elite de la Gestapo) escogieron un antiguo cuartel de la monarquía austro-húngara para situar allí el primero de los campos de Auschwitz, debido a la situación favorable de las vías de comunicación.

El complejo comprendía un territorio de 40 kms2, del que también formaba parte un coto vedado muy extenso. Bajo el mando del primer comandante, Rudolf Höss, se empezó a construir en mayo de 1940 el campo, que más tarde se conocería como Auschwitz I, o campo central. Esta primera ampliación estaba proyectada para 7,000 presos y comprendía 28 edificios de ladrillo de dos plantas, así como otros edificios adyacentes de madera. Por término medio, el número de presos ascendía a 18,000. Dos alambradas de espino con corriente de alta tensión cercaban la totalidad de la superficie. En un letrero sobre la puerta de entrada al campo se podía leer, en señal de desprecio y sarcasmo, el lema “EL TRABAJO TE HARÁ LIBRE”

Allí toda crueldad e infamia, toda bestialidad y aberración, toda atrocidad y todos los horrores, se habían dado cita para transformar el lugar en un verdadero infierno. Continuas muertes por enfermedades y por inanición, frío, fatigas agotadoras, escorbuto, disentería, traumas e infecciones. El pelotón de fusilamiento acribillaba a docenas a la vez contra un paredón forrado de caucho, para atenuar el ruido del disparo. En la plaza de armas, cinco personas subían a la banqueta. El verdugo les colocaba el lazo al cuello. Con una patada a la banqueta quedaban las víctimas suspendidas.Auschwitz se había hecho famoso por la instalación de la primera cámara de gas, la cual comenzó a operar el día 15 de agosto de 1940. Lo que más se temía no eran las balas, ni las horcas, ni las cámaras de gas, sino los sótanos de la muerte, o “Bunkers”, por la lenta agonía, y el martirio enloquecedor del hambre y de la sed.
Por orden de Heinrich Himmler se empezó a construir el campo de Auschwitz II - Birkenau, en octubre de 1941. Éste -mucho más extenso que el campo central- comprendía 250 barracones de madera y de piedra. El número más elevado de presos en Birkenau ascendió en 1943 a aproximadamente 100,000 personas. Birkenau desde un principio estaba pensado como campo de exterminio. Allí también se encontraba “la rampa”, junto a la linea del tren, en la que se llevaba a cabo la selección de los recién llegados tan pronto como bajaban de los vagones en que venían apretujados como ganado.En Birkenau se encontraban los Crematorios II al V (terminados entre el 22 de marzo y el 25 de junio de 1943), cada uno de ellos equipado con una cámara de gas, y donde, según los informes de las S.S., podían ser quemados 4,756 cadáveres diarios. Es en este segundo Campo de Concentración en el que es asesinada Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), judía conversa al catolicismo y consagrada como religiosa carmelita descalza. En la revuelta del 7 de octubre de 1944, algunos presos volaron la cámara de gas del Crematorio IV. En noviembre de 1944 las S.S. desmanteló las instalaciones de exterminio, destruyendo los crematorios. Auschwitz es la personificación de las atrocidades del siglo XX. Representa el lugar en donde se llevó a cabo un genocidio planificado y organizado hasta los más mínimos detalles. Las víctimas no fueron enterradas, sino calcinadas. Sus cenizas fueron esparcidas sobre los campos colindantes.
Lo que hoy en día queda del Campo y sus instalaciones sólo logra transmitirnos ínfimamente el sufrimiento de cientos de miles de personas. Hoy en día nadie que jamás haya estado en un Campo de Concentración podría creer y menos aún comprender las crueldades cometidas por los nazis en Auschwitz.










1 comentario:

León dijo...

He estado allí y es duro de digerir.
Gracias por tu texto.