miércoles, 18 de agosto de 2010

Guerra: Anécdotas e historias cortas

Los miembros del Congreso de los Estados Unidos se sorprendieron en 1977 cuando se enteraron que se necesitaban 15 meses para instruir a un director de orquesta en la Escuela de Música del Pentágono, y solamente 13 meses eran necesarios para entrenar a un piloto de caza.



Durante la guerra del Golfo entre Irak y la Coalición Aliada en 1991, las tropas británicas registraron un inusitado consumo de champú, muy superior al normal. La explicación era sencilla y no implicaba la suciedad ni la molestia que causaba la arena. Los recipientes se usaban para pasar de contrabando grandes cantidades de licor desde y hacia Arabia Saudita.



Durante la segunda guerra Boer, el jefe británico en Spion Kop, sir Charles Warren, tuvo que cruzar el río Tugela para enfrentarse al enemigo. Antes de cruzarlo, se podían contar aproximadamente 600 infantes enemigos. Luego de 26 horas perdidas en la supervisión del cruce de su equipaje y ajuar personales, el brillante estratega logró pasar a la otra orilla... para encontrarse con un ejército de 6.000 infantes enemigos.



Luego de haber sobrevivido al infernal fuego de las trincheras durante la I Guerra Mundial, un mono sudafricano que era la mascota de la tropa fue condecorado con una medalla y ascendido al grado de cabo.



En 1914, Pemberton-Billing diseñó, construyó y probó un caza totalmente nuevo en solamente siete días. En comparación, un avión de guerra actual como el Eurofighter tarda unos 20 años en cubrir todas esas etapas.



Solamente durante la Primera Guerra Mundial, se fabricaron cerca de 100.000 millones de balas, suficientes como para matar unas 45 veces a toda la población mundial.



En 1969, un partido de clasificación para el mundial de México de 1970 fue la chispa que encendió el polvorín que eran las pasiones nacionales encontradas entre El Salvador y Honduras. Sin embargo, el verdadero motivo del conflicto eran los cerca de 300.000 campesinos salvadoreños que se habían establecidos en la vecina Honduras en busca de un sustento que no encontraban en el superpoblado Salvador. La guerra fue breve, pero provoco la expulsión de gran parte de estos inmigrantes y la consecuente crisis en El Salvador



Las únicas víctimas civiles de la Guerra de Malvinas fueron varios ciudadanos de Puerto Argentino que, protestando violentamente contra el estado de sitio impuesto por las autoridades militares argentinas, intentaban salir al campo. La armada británica estaba bombardeando las islas y se había ordenado a todos los civiles permanecer en los sótanos de sus casas. El gobernador militar autorizó a los manifestantes para evitar una confrontación mayor y no tener que reprimirlos físicamente. Una vez en las afuera, el bombardeo los mató, y el jefe de la escuadra británica tuvo que pedir disculpas.



Durante la campaña inglesa contra los japoneses en Birmania, el teniente coronel Lowther es condecorado con la Orden al Servicio Distinguido por su sangre fría durante el combate. En el punto más crudo de la última batalla, Lowther había dirigido las operaciones... sentado en una reposera y tomando una taza de té, en un punto donde permanecía a tiro de cualquier arma japonesa.



Probablemente el único general que mató personalmente a un soldado enemigo en la Segunda Guerra Mundial fue el general inglés R. E. Urquhart, durante una emboscada enemiga en la arriesgada ofensiva de Arnhem, Holanda, en 1944.



El hambre fue una constante en muchas eventos de la Segunda Guerra Mundial: el asedio de Leningrado, las marchas kilométricas por las selvas de Birmania, y un largo y lamentable etc. Lo curioso es el sentido del humor: luego de la caída de Rangun en abril de 1942 las tropas del general Stilwell parecían estar contentos al haber descubierto una nueva vitamina, la G. Era el nombre irónico con el que llamaban a los gorgojos que estaban en sus galletas, ya pasadas.



Durante el cerco soviético a la ciudad de Stalingrado, en donde se había atrincherado el VI Ejército alemán a las órdenes del general von Paulus, Hitler acudió a un curioso argumento para evitar que éste se rindiera. Pensó que, como ningún mariscal alemán se había rendido antes ante el enemigo, lo mejor era ascender a von Paulus a mariscal. Así lo hizo, y von Paulus entró a la historia como el primer mariscal alemán en rendirse y ser capturado. A Hitler, por supuesto, la noticia lo llenó de indignación, sin importarle la gran cantidad de bajas alemanas completamente inútiles y el sacrificio total de muchos de sus hombres; en ese momento exclamó: "¿Cómo puede uno rendirse a los bolcheviques? ¿Por qué no se ha suicidado Paulus? Los antiguos jefes guerreros, cuando todo estaba perdido, se arrojaban sobre su espada."



La ciudad mas afortunada del mundo tal vez sea Kokura, en Japón. Esta ciudad se salvó nada menos que dos veces de ser arrasada por una bomba atómica. Era el blanco secundario del Enola Gay cuando éste atacó Hiroshima. De esta manera, al tener que atacar Nagasaki, se convirtió en el blanco principal. Pero el mal tiempo existente sobre la ciudad de Kokura hizo que al final el blanco fuera Nagasaki.



En teoría, por el precio de un avión de guerra actual de 60 millones de dólares se podrían comprar unos 10.000 Spitfire de la Segunda Guerra Mundial.



Minoru Genda, general japonés que ayudó a planear el devastador ataque japonés a Pearl Harbor, recibió la condecoración de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1959. Esto ocurrió cuando Genda estaba al frente de la nueva fuerza aérea japonesa, y después de haber probado el Starfighter F-104 de la Lockheed en California. Su recomendación fue un factor importante para que Japón comprara los aviones.



Durante la campaña del desierto contra Rommel, los británicos y fuerzas australianas combatieron juntos contra los alemanes. Sin embargo mientras los ingleses tenían los pies llenos de ampollas y cojeaban visiblemente, los australianos parecían completamente sanos. Un oficial medico se interesó en el tema encontró la respuesta un día que vio a un grupo de australianos chapoteando en un charco. Este era el tratamiento milagroso de los australianos, metían los pies en un agujero con... Orina, que al parecer les fortalecía los pies.



El teniente japonés Hiroo Onoda es el ejemplo extremo de la obediencia militar. En 1944, mientras actuaba en la isla filipina de Lubang, su comandante le ordenó mantenerse en su puesto "aún cuando la unidad a su mando fuera destruida". Onoda acató la orden por 29 años; cuando en 1975 se rindió portaba todavía su viejo fusil y pretendía seguir peleando si era necesario. Había cumplido 52 años y continuaba oculto en los bosques de la isla. Ignoraba completamente que la guerra había terminado; al momento de su captura, declaró: "no me entregué antes porque no había recibido la orden de hacerlo".



Los interiores de las cubiertas de los barcos de línea británicos se pintaban de rojo. La razón era que la madera, al astillarse a causa de los tremendos cañonazos de la época, desperdigaba metralla por todas partes, ocasionando heridas tremendas. Para que la sangre no se notara tanto y bajara la moral, se eligió ese color.



Cuando el Departamento de Guerra de los Estados Unidos fue establecido, en 1789, solamente eran 840 los soldados inscriptos en el ejército regular. Su trabajo era supervisar las tierras del Estado y guardar la frontera con los indios.



El poeta chino Tu Mu recuerda la increíble historia de Ts`ao Ts`ao (A.D. 155-220), un general con una disciplina muy estricta. De acuerdo a una dispocisión dictada por él mismo, que castigaba severamente la destrucción de las cosechas del enemigo, se condenó a sí mismo a muerte por haber permitido a su caballo orinar en un campo de grano. Sin embargo, para evitar que perdiera su cabeza, fue convencido para que su deseo de justicia fuera satisfecho al cortarse el cabello. Un comentario de Ts`ao Ts`ao's sobre el suceso dice: "cuando estableces una ley, cuida de que no sea desobedecida; si es desobedecida el ofensor debe ser muerto."



Las croissants o medialunas, inventadas por cocineros austríacos, tienen su origen en el conocido sitio de Viena a mano de los turcos. Cuando éstos comenzaron a cavar túneles para entrar a la ciudad, se dice que varios panaderos los escucharon y dieron la alarma. Así, se conmemoró la victoria horneando un pan en forma de medialuna, símbolo de la bandera turca y el poder del Islam: los defensores se comían los símbolos de poder del enemigo derrotado.



Luego del cruce de los Alpes, Aníbal fue engañado por sus guías y cayó en una trampa tendida por los romanos: fue acorralado en un valle cuyas únicas salidas estaban controladas por los ejércitos de Roma. Lo que podría hacer sido una masacre y una espantosa derrota fue convertida por el famoso estratega en una aplastante victoria. En medio de la oscuridad de la noche, soltó en las montañas a 2.000 vacunos con antorchas encendidas atadas a los cuernos. Los romanos, al ver la estampida de semejante manada de bestias infernales, huyeron aterrorizados y le dejaron libre el paso a Aníbal.



Durante la batalla de Austerlitz, el 2 de diciembre de 1805, ocurrió un hecho curioso que quedó grabado en la historia militar. Luchando el ejército de Napoleón contra las tropas del emperador Alejandro I de Rusia y de Francisco II de Austria (por lo que se la conoció como "la batalla de los tres emperadores", las fuerzas rusas fueron empujadas hacia una zona de estanques de agua congelada. El penetrante calor del "sol de Austerlitz" provocó el debilitamiento de la capa de hielo sobre las que combatían las tropas rusas, que no podían romper el cerco francés pero resistían encarnizadamente. Muchos perecieron al abrirse numerosas grietas en el hielo, precipitandose en las heladas aguas. En un arrebato de astucia estratégica, Napoleón ordenó a su artillería que abriera fuego contra la capa de hielo, terminando así la batalla.



En 1864, durante la Guerra de Secesión Estadounidense, el general Burnside abrió una brecha en la línea confederada frente a Petersburg. Pero la división que tuvo que precipitarse por la brecha no pudo salir de su trinchera de dos metros y medio de alto, porque al general y a sus superiores no se les había ocurrido la idea de llevar escaleras u otras cosas para trepar. Los atacantes formaban torres humanas y salía en cuentagotas, para morir poco después debido a su inferioridad numérica.



Durante la batalla de Alejandría del 21 de marzo de 1801, en donde se enfrentaron las fuerzas inglesas y francesas, se registró una batalla tan encarnizada que dio lugar a dos hechos muy curiosos. Como el ataque fue al atardecer, en la oscuridad el regimento inglés de infantería 28 (Gloucestersshires) se vio atacado por el frente y por detrás. Como mantuvieron sus posiciones a toda costa, más tarde esta conducta les valió el honor de llevar dos distintivos de regimiento, uno en el frente u otro en el dorso del morrión. Así, la lucha alcanzó tal intensidad que pronto los dos ejércitos agotaron sus municiones. Se adoptó la opción más lógica: las unidades francesas y británicas prosiguieron la batalla a pedradas, lo cual produjo algunas bajas. Finalmente, la victoria fue británica.



En el año 413 a. C., las huestes atenienses de Demóstenes estaban sitiando Siracusa. Sin embargo, las cosas no estaban funcionando bien, pues su ejército se encontraba semicercado a causa de los refuerzos que recibía el enemigo. De forma que Demóstenes convenció al jefe Nicias de levantar el sitio antes de que fueran arrollados por el enemigo. Cuando se estaban retirando, ocurrió un eclipse de luna, que Nicias consideró de mal agüero; de forma que decretó un aplazamiento de la retirada por espacio de "tres veces nueve días", que prescribieron los adivinos. A pesar de la desesperación de Demóstenes, el ejército ateniense, de 43.000 hombres, no tardó en pasar a mejor vida.



A finales del siglo XVIII quedó demostrado que la caballería puede, bajo ciertas circunstancias, capturar barcos enemigos. Durante las guerras de la Revolución Francesa, el general de caballería Charles Pichegru, que invadió Holanda en el invierno de 1794, encontró barcos holandeses inmovilizados por el hielo frente a la costa. Sin dudarlo, guió a sus húsares a través del campo de aguas heladas y se apoderó de los navíos. Un hecho similar volvió a ocurrir en Argentina, durante una de las invasiones inglesas ocurridas en la primera década de siglo XIX. Un grupo de caballería, al mando del luego muy conocido General Güemes atacó un buque inglés encallado en el Río de la Plata, debido a una repentina bajada de la corriente. Al parecer el grupo defensor salió ganando.



El general británico Jacob Wolfe, en el crepúsculo del 12 de setiembre de 1759, repitió casi completa de Elegía de Gray, sentado en un bote de remos en el río San Lorenzo. Dijo que habría preferido ser el autor de ese poema, antes que la gloria de batir a los franceses al amanecer del día siguiente. El 13 de setiembre, Wolfe murió en el momento de la victoria. El verso más conocido de Gray es "los caminos de la gloria conducen únicamente a la tumba".



El primer soldado francés que fue herido en la Guerra Franco-Prusiana fue también el último en morir, seis meses después, en 1871.



El saludo militar utilizado en todo el mundo, que consiste en hacer la venia llevándose la mano derecha extendida a la frente, nació curiosamente en la Edad Media. En esa época, los capitanes y oficiales de más alto rango eran los nobles, que iban a caballo llevando sus armaduras y sus yelmos, que para dar mucha protección, solamente admitían pequeñas ventanitas que apenas permitían ver algo. Cuando dos caballeros se encontraban en un camino, para ver si el otro no era un enemigo, y para ver mejor su rostro (y así sus intenciones), los caballeros se llevaban la mano (generalmente la derecha) al yelmo, para levantar su visera. Así nació el saludo militar que se extendió por todo el mundo, incluso en naciones orientales.



Cuando a principio de siglo los barcos usaban palomas para comunicarse con la costa, en 1924 los japoneses dieron un paso adelante. Un informe en un periódico afirma que una paloma, metida dentro de un contenedor sellado, fue expulsado desde un submarino sumergido hacia la superficie, usando el tubo de torpedos. El experimento fue exitoso: la paloma sobrevivió, salió a superficie, voló y entregó el mensaje.



Los reconocimientos aéreos estadounidenses sobre el atolón de Tarawa hicieron un trabajo más que sobresaliente para ayudar a las fuerzas terrestres a conquistar la isla. En sus fotos aparecen las letrinas japonesas de la isla de Betio, la más importante desde el punto de vista de militar del atolón. Identificando con precisión los tipos diferentes según fueran para oficiales, suboficiales o tropa, y estimando el numero de hombres que se asignarían a cada letrina, los oficiales de inteligencia norteamericanos concluyeron que los defensores japoneses eran 4.836, que luego se reveló como la cifra exacta. Esto ayudó mucho a planear el desembarco. De estos defensores sólo se hicieron 148 prisioneros, trabajadores esclavos coreanos en su mayoría, y casi todos heridos. Los americanos perdieron 1.115 hombres y tuvieron 2.292 heridos.



El ejército de la Alemania nazi, presunto representante de la superioridad de la raza aria, se convirtió a lo largo de la guerra en una torre de Babel, al igual que pasó con los Aliados. Combatieron del lado alemán franceses, croatas, rusos, letones, lituanos, tártaros, norteafricanos, turcomanos, chechenos, e incluso se dice que indios (probablemente capturados de divisiones inglesas). Incluso las máximas representantes de los ideales nacionalsocialistas, las S.S., admitieron en sus filas a belgas, daneses, holandeses, noruegos, españoles, franceses... y a auxiliares del este de Europa. Esto hizo que, curiosamente, hubiera franceses defendiendo Berlín en la última batalla.



La famosa toma de los soldados estadounidenses levantando su bandera sobre el monte Suribachi, al conquistar Iwo Jima fue filmada cuando la lucha ya había terminado. En realidad, la escena real de la conquista no fue filmada y se realizó con una bandera más pequeña, pero eso sí, bajo el fuego enemigo. La foto ganó, sin embargo, el Premio Pulitzer de 1945.



Luego del desembarco en Normandía, el terreno conocido como bocage le trajo muchos problemas a los aliados. Una mezcla de pantanos, granjas, bosquecillos y tierras abandonadas, separadas por setos de arbustos o montículos de tierra sobre un territorio de colinas y depresiones confundía a los soldados sobre su verdadera posición. La coordinación del fuego de artillería se hacía así cada vez más difícil: se sabe que al menos en una ocasión un observador de artillería solucionó el problema ordenando abrir fuego sobre lo que se creía que era su propia posición, para luego ver dónde caían realmente los proyectiles.

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