Lo que si está bien claro y delimitado, es que el clima en Egipto, era entonces, como en la actualidad, muy caluroso y seco. De esta manera, el tratamiento de la piel era de suma importancia, y el baño, al que se procedía varias veces al día, era una actividad fundamental.
El pueblo se bañaba en el Nilo o en los canales, y utilizaba el barro para eliminar la suciedad; los que contaban con más recursos en la corte o en la familia real, solían tener cuartos de baño, y eran atendidos por los sirvientes.
En estas circunstancias, ya no utilizaban el barro sino una especie de jabón, compuesto de una sal o natrón, grasas y cenizas, mientras que para mantener la higiene bucal, procedían a enjuagarse la boca directamente con agua y natrón.
La limpieza corporal en el Egipto faraónico
Una vez se había dejado el cuerpo limpio de suciedad, se aplicaban cremas para mantener una piel en el mejor estado de perfección, y una de las recetas era la siguiente: 1 parte de polvo de alabastro, 1 parte de sal marina, 1 parte de natrón y una parte de miel (Papiro Ebers,715).
También existían las cremas antiarrugas de aplicación diaria, compuestas de cera, incienso, aceite de moringa y junco (Papiro Ebers,716). Se usaban por otra parte, cremas para evitar la sequedad de la piel, y protegerla del sol y el viento, y disponían de cremas oleosas, obtenidas a partir de la grasa animal (de buey o de ganso) o aceites vegetales a partir del sésamo, ricino, moringa, linaza o almendra, entre otros.
El vello superfluo, se eliminaba como medida higiénica y para prevenir la aparición de parásitos, usándose para ello, unas extrañas cuchillas de sílex, que posteriormente se fabricaron en hierro, y otros instrumentos, como pinzas de depilar. También había una crema de depilación, que según el Papiro Hearst, 155, estaba compuesta de pepino, goma, sicomoro, excremento de mosca y huesos de pájaro hervidos y triturados. Esta crema se debía primero hervir, después más tarde calentar, y al fin aplicar en la piel.
Los egipcios, también ponían atención al mal olor corporal, como indica el Papiro Ebers,710. Se trataba de una mezcla bastante peculiar, basada en el huevo de avestruz, escamas de tortuga y resina.
El cabello, que era todo un símbolo de distinción, recibía múltiples cuidados. De esta manera contra la calvicie se usaba la grasa y el aceite vegetal en partes iguales (Papiro Ebers, 473). Por otra parte, para ocultar las canas, se empleaban tintes compuestos de alheña y la sangre de toro (Papiro Ebers,461).
Para el diario cepillado y embellecimiento del pelo, las mujeres egipcias utilizaban horquillas y peines de marfil, hueso y madera, que han sido encontrados, en gran cantidad de ajuares funerarios. También se han hallado muchas pelucas, confeccionadas con cabello humano o fibras vegetales, y perfumadas con el apreciado aceite de dátiles del desierto.
El cuidado de los ojos en el país del Nilo
Los egipcios dedicaron mucho cuidado al tratamiento y belleza de los ojos, tanto los hombres, como las mujeres. No tanto por la estética, que era la más importante condición, sino también como protección, debido a las condiciones climáticas del país, en el que la excesiva luz, las ventiscas y tormentas de arena, propiciaban infecciones y dolencias oculares.
En las mujeres, el maquillaje actuaba, además, como repelente contra las moscas e insectos, y era un puro desinfectante en las dolencias oculares. Había dos tipos de maquillaje para los ojos, el Mesdemet procedente de la galena de Asuán del Alto Egipto, y el Udju originario del Bajo Egipto, obtenido de la malaquita verde.
La cosmética que había surgido como necesidad, llegaría al refinamiento, debido a que el concepto de la belleza en Egipto, estaba vinculado a la perfección y al culto de la eternidad. De esta manera, los egipcios, a través de su cuidadoso aseo personal, alcanzaban un estado, que les garantizaba su vida hacia el Más Allá, en donde el cuerpo permaneciese inmutable en vida.
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