Esta fue una de las historias más sensacionalista de su tiempo que no tardó mucho en descubrirse que era una vil mentira.
Todo comenzó cuando el periódico neoyorquino The Sun, publicó en una serie de artículos en 1835 los supuestos hallazgos obtenidos gracias a un novedoso telescopio por John Herschel, el astrónomo más respetado y famoso de su época.
Ese potente telescopio que Herschel había utilizado durante un viaje que realizó a Sudáfrica, le había permitido observar a más detalle lo que “escondía” el satélite natural. Describió la topografía lunar que incluía bosques, cráteres, enormes lagos, océanos y playas. También hablaba de bisontes y unicornios azules que recorrían las praderas lunares, ¡todo un espectáculo! Sin embargo el momento cumbre de la “revelación” estaba por llegar.
El 28 de agosto de 1935, en uno de los artículos sobre la vida en la Luna, impresionó a todos sus lectores que se contaba por millones, pues se describía a una tribu de hombres con alas de murciélago, nombrados por el astrónomo como vespertilio-homo, y que además vivían en cabañas bien construidas y conocían el fuego.
Justo cuando el interés del mundo estaba hasta el tope, el periódico declaró que el telescopio había sufrido daños por exponer el lente al sol, de modo que ya no se lograría seguir observando a dicha tribu. Pronto se supo que se trataba de un fraude que elevó las ventas hasta el tope. El periódico nunca asumió el engaño de la noticia públicamente.
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